lunes, 10 de diciembre de 2012

PREPARANDO EL EXAMEN II

PREPARANDO EL EXAMEN II
ARGENTINA 1810-20 a 1852:
LA LARGA ESPERA


8)  CAUSAS DE LA FALTA DE UN ESTADO NACIONAL EN EL PERÍODO 1810-1853.
LA LARGA ESPERA
Las clases dirigentes que tomaron el poder en Buenos Aires con la Revolución de Mayo, confiaban en que el nuevo país independiente progresaría con el libre comercio: esperaban que esa política económica haría que los capitales ingleses invirtieran en estas tierras, creando otra realidad similar a la que se vivía en Gran Bretaña, que gracias a su desarrollo industrial y comercial se había convertido en la primera potencia mundial.
También confiaban en que pronto se podría organizar un Estado nacional que favoreciera ese progreso mediante leyes adecuadas.
Sin embargo, en todo el período no sucedió eso, sino todo lo contrario:
--los ingleses no estaban interesados en invertir sus capitales fuera de sus fronteras, y sólo les interesaba vender aquí sus manufacturas industriales, y comprar los cueros del Río del la Plata necesarios para su desarrollo industrial. Esto, obviamente, no provocaba el importante desarrollo económico esperado.
--El Estado nacional no se pudo imponer pese a que los proyectos existieron, debido a las diferencias regionales en los intereses de las clases dirigentes (comerciantes y estancieros) de Buenos Aires, el interior y el litoral.
Por el contrario, estas diferencias llevaron a una larga guerra civil que impidió aún más el acuerdo necesario para construir una autoridad aceptada por todos.

9) DIFERENCIAS ENTRE LOS PROYECTOS CENTRALISTAS Y EL PROYECTO FEDERAL
CENTRALISMO ARISTOCRÁTICO
FEDERALISMO POPULAR
MONOPOLIO PORTUARIO Y ADUANERO (ÚNICO PUERTO HABILITADO AL COMERCIO EXTERIOR, ÚNICA ADUANA).
BS. AS., ÚNICO CENTRO DE PODER POLÍTICO (SIN AUTONOMÍAS PROVINCIALES).
Un pequeño grupo de comerciantes relacionado con el comercio porteño apoyaron en sus provincias este proyecto del centralismo aristocrático porteño.
Bs. As. no quiere perder su privilegio obtenido desde fines de la  época colonial (1776): Capital del nuevo país independiente, con su monopolio de aduana única y puerto único habilitado al comercio exterior. Es decir, pretende gobernar al resto del país imponiendo sus decisiones e intereses, mediante una política centralista que sólo reconozca un centro de poder en todo el territorio: el de su ciudad, “hermana mayor” que debe hacerse cargo de las demás provincias. Y en lo económico, busca enriquecerse siendo la única beneficiada que absorba los ingresos de las rentas aduaneras, con los impuestos sobre todos los productos exportados por las demás regiones, y con los derechos de importación de todas las manufacturas que entren al país, que necesariamente deben pasar por el comercio intermediario de Buenos Aires. Hasta 1820, se expresaron en una corriente monárquica (buscaban algún príncipe europeo aceptado por las monarquías del Viejo Continente, con lo cual dieran fin a la guerra de la Independencia), aristocrática (en la que los sectores más ricos de la sociedad fueran los ciudadanos con derechos políticos en un sistema constitucional-parlamentario, en el que ellos puedan ser los diputados y senadores, como así también los que ocuparan los ministerios y cargos jerárquicos de las Fuerzas Armadas.
En 1820, derrotada definitivamente esta postura por la derrota de Buenos Aires en la batalla de Cepeda ante los caudillos del litoral, se cerró el ciclo del monarquismo. Esta corriente política adoptó el sistema republicano de gobierno, pero conservando las mismas características que tenía el monarquismo. Ahora con un nuevo nombre: unitarismo o Partido Unitario, opuesto a la formación de provincias autónomas (es decir, con su propio gobierno), sino como dependencias o delegaciones del poder central (es decir, la capital, Buenos Aires).
                                                                
Pero, mayoritariamente, las clases dirigentes tenían intereses opuestos al centralismo. Por lo tanto, van a rechazar el proyecto hegemónico de Buenos Aires, y propondrán una organización federal: que exista obviamente una capital del nuevo Estado a formar, debe ser entendido sólo como residencia de las autoridades nacionales, y debe ser otra ciudad de otra provincia, no Buenos Aires. En el aspecto económico, el predominio de la capital sobre las provincias, la dictadura económica del monopolio mercantil porteño, debe ser reemplazado por la nacionalización de la aduana y del puerto, repartiéndose sus ingresos entre todas las provincias.  Hasta ahí, había cierto consenso entre los dirigentes  las provincias.








10) DIFERENCIAS SOBRE LOS PROYECTOS DE ESTADO Y LOS INTERESES ECONÓMICOS DE LAS TRES CORRIENTES FEDERALES

FEDERALES AUTONOMISTAS DE BUENOS AIRES
FEDERALES DEL LITORAL
FEDERALES DEL INTERIOR
Ante el fracaso del centralismo porteño para imponer su dominación desde Buenos Aires, un grupo de estancieros que lo había apoyado se aparta para crear otra corriente política que enarbola también la bandera federal, pero interpretando el federalismo de otra manera,  siempre de un modo favorable a sus intereses hegemónicos como hacendados porteños.
Este grupo se oponía a la creación de un Estado nacional unitario, pues éste, para concretarse, necesitaba nacionalizar la Aduana de Buenos Aires para poder llevar adelante su obra de gobierno no sólo en la capital sino también en las demás provincias, como así también sostener una burocracia administrativa y un ejército nacional con el que imponer su poder sobre los caudillos armados de las provincias. Y también había nacionalizado como parte de la Capital de la Nación, una extensa franja de territorio, precisamente las tierras más valiosas cercanas al puerto. Esto también cumplía la función de actuar como garantía con la que un préstamo de
1 millón de libras esterlinas gestionada ante la banca inglesa Baring.
También, coherentemente  con sus ideas económicas favorables al libre comercio, la libre  navegación de los ríos terminaría con el monopolio porteño de puerto único habilitado al comercio exterior, a la vez que intentaba tranquilizar los ánimos de los caudillos  del litoral que ya habían derrotado a Buenos Aires.
Pero si se oponían a la existencia de un Estado unitario pues afectaba sus intereses como estancieros sobre su control de la tierra, la aduana y el puerto, poniéndolos de alguna manera en igualdad de condiciones con los estancieros y comerciantes de las demás provincias, también se oponían a la creación de un Estado nacional federal, pues éste iría también de la mano de la nacionalización de la aduana y el puerto para repartir las rentas entre todas las provincias, y la libre navegación de los ríos terminaría con el predominio de su puerto único.

La Confederación Argentina .Postergada la constitución del Estado nacional, la forma de organización propuesta por el autonomismo rosista fue la Confederación. Las provincias conservaban su propio gobierno autónomo, unidas por una serie de pactos federales. De esta forma, cada provincia administraba sus propios recursos, y Buenos Aires conservaba su aduana y su puerto en beneficio exclusivo de los estancieros bonaerenses.
Consolidada como la provincia más fuerte, y con un gobernador que había logrado imponer su influencia sobre el litoral y sobre el interior, Rosas era reconocido como el representante de las provincias ante los países extranjeros.
Debido a su riqueza, enviaba subsidios a las provincias pobres, permitiéndoles así pagar los sueldos de la administración pública, lo cual reforzaba su sometimiento hacia Rosas . 

El litoral, si bien estaba en contra del monopolio porteño (lucha por la libre navegación de los ríos), estaba interesado en obtener beneficios de la exportación ganadera y aspiraba a mantener el libre comercio con Europa y otras regiones del mundo. Pero fundamentalmente con Gran Bretaña, su principal cliente.
En cambio, el libre comercio perjudicaba a las artesanías del interior, que no tenía nada que ofrecer al mercado europeo. Por el contrario, se trataba de un  comercio local, y con los países limítrofes. Por lo tanto, luchaba por eliminar el libre comercio, pero la libre navegación de los ríos no solucionaría su problema, pues continuarían, más aún que antes, las mercaderías importadas más baratas,  introduciéndose en  el interior acelerando y profundizando la crisis de sus artesanías.



11) LA CAÍDA DE ROSAS Y LA SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS Y POLÍTICOS DEL PERÍODO (LA LARGA ESPERA)

La formación de la alianza antiporteña y la caída de Rosas. Pero la política de Rosas de ahogar al litoral con su monopolio de puerto único y aduana única, contraria a la libre navegación de los ríos, más una serie de medidas que perjudicaban enormemente a la economía de Entre Ríos,  provocó finalmente su debilitamiento pese a  haber triunfado en todos los conflictos internos e internacionales, alcanzando su figura una gran trascendencia latinoamericana y mundial. La situación en el litoral era tan extrema, que si no era posible derrocar a Rosas, las provincias del litoral (Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes) buscarían independizarse de la Confederación, formando una República aparte.

La segunda Revolución Industrial brindaba la posibilidad de aumentar considerablemente las ganancias provenientes del comercio exterior. Había llegado el momento de iniciar una gran campaña contra Rosas, para no perderse la posibilidad histórica de iniciar un nuevo período floreciente en lo económico, como nunca antes  había existido.  

Urquiza, gobernador federal de Entre Ríos, une sus fuerzas a las tropas de Uruguay (en guerra contra Rosas por la competencia del puerto de Buenos Aires con el de Montevideo), de Brasil (perjudicado por la negativa de  Rosas a permitir la libre navegación de los ríos, y los grupos unitarios, más algunos federales del interior que veían en un Urquiza una posibilidad de salir de la pobreza y el sometimiento que para el noroeste significaba el rosismo, apoyados  financieramente por la Banca Mauá, de Brasil, representante local de la banca británica.
El “Ejército Grande”, finalmente derrotó a Rosas en Caseros el 3 de febrero de 1852, y se convocó al Congreso Constituyente que sancionó la constitución nacional, mezcla de federalismo y de centralismo, en 1853.

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