miércoles, 14 de octubre de 2015

II. LA REVOLUCIÓN AMERICANA DE 1810

Conocida la noticia de la caída de la Junta Central de Cádiz, se produjeron en América movimientos protagonizados  por los grupos criollos tendientes a establecer gobiernos locales bajo la forma de Juntas de gobierno similares a las que habían caído en España.
Estos movimientos no se declararon independientes, sino que, como las Juntas españolas, asumieron el gobierno “a nombre de nuestro amado rey Fernando VII, actualmente prisionero”.
Había causas internas y externas por las que esto era así:
-El éxito de estos movimientos dependía del apoyo diplomático, del envío de préstamos y armas por parte de Gran Bretaña, cuyo objetivo principal era derrotar a Napoleón, y cuidaba su alianza con España. Al ser derrotada Francia, como ocurrió finalmente en 1815, se impondrían en Europa los partidarios de las monarquías absolutas, y de haber apoyado la independencia americana, Inglaterra hubiera quedado en un situación de conflicto no deseada con el resto de las monarquías europeas. En cambio, mientras los criollos no declarasen la independencia, los diplomáticos británicos podían interceder ante los españoles en beneficio de los criollos.  Por lo tanto, se adoptó esta “máscara de Fenando VII” para ocultar las verdaderas intenciones independentistas y no comprometer el apoyo británico.
-La falta de acuerdo entre los nuevos gobernantes. No todos compartían el objetivo de independizarse de España. Los que sí lo compartían, al comienzo, preferían un sistema monárquico de gobierno, pero era aconsejable declarar la independencia en el momento que un príncipe europeo aceptara ser coronado en estas tierras, pues contaría con el poder de su país de origen. Tampoco había acuerdo sobre quién debía ser ese príncipe.
Además, pronto surgieron en las provincias del litoral (Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, y la Banda Oriental del Uruguay) jefes político-militares populares, que luchaban no sólo por la Independencia, sino también contra los hombres de Buenos Aires, exigiendo un sistema republicano y federal que representara a las provincias.   
Una situación similar se vivía en las demás regiones de los virreinatos.

Las revoluciones americanas de 1810.
En los distintos procesos revolucionarios americanos de 1810, se observan una serie de características comunes pese a sus diferencias.
La influencia ideológica de la Revolución Francesa
Los acontecimientos, conflictos sociales y proyectos políticos surgidos durante la Revolución Francesa de 1789, estarán muy presentes en los hombres de la época, ya fuera como modelos a imitar o como comparación de la realidad local con un hecho europeo que sacudió profundamente la vida política y social.
Las ideas democráticas de soberanía popular, división de poderes, la obligación de los gobernantes de respetar las leyes, poniéndole límites al poder, de libertad de expresión, surgimiento de partidos políticos que representen los intereses de distintos sectores de la sociedad, tiraron por tierra la antigua organización social y política basada en el derecho de los monarcas a ejercer un poder absoluto, basándose en la creencia de que su poder provenía de la voluntad de Dios y no de los hombres, lo mismo que la división en clases sociales a las que se pertenecía por nacimiento (derecho de sangre o de cuna), y no por su mérito personal: los nobles (entre los que se contaba el rey), los miembros de la Iglesia (también nobles), que estaban exentos de pagar impuestos, tenían campesinos que debían trabajar para ellos, los únicos con derecho a ser propietarios de las tierras, y tenían el derecho exclusivo a ocupar cargos públicos como funcionarios de gobierno y de la justicia.
Las nuevas ideas democráticas también habían abierto la puerta, durante la Revolución Francesa, a un sangriento conflicto social: la gran burguesía (compuesta por grandes capitalistas: banqueros, comerciantes poderosos) aliada a la nobleza, proponía un estado democrático, con división de poderes y voto popular, pero en el que sólo las clases ricas tuvieran derecho a participar; los trabajadores, jornaleros, pequeños artesanos y pequeños comerciantes y abogados de pocos recursos económicos, proponían el fin total de la monarquía, estableciendo una república igualitaria con derecho al voto tanto para ricos como para pobres; el conflicto social, convertido en persecución y condena a muerte de todo el que pensara distinto (incluso dentro del grupo republicano) había desembocado en un gobierno autoritario dispuesto a llevar adelante los cambios revolucionarios pretendidos por la burguesía aliada a la nobleza, pero con el poder absoluto de un nuevo monarca surgido de la revolución, con enorme apoyo popular, especialmente en el ejército, un nuevo factor de poder para decidir sin recurrir a los debates democráticos que tan mal habían terminado: el emperador Napoleón Bonaparte.
Estos nuevos conflictos hacían que la Revolución fuera un hecho temido por los sectores más poderosos de la sociedad, aun los que apoyaban la lucha de los criollos contra la monarquía española, pues significaba desatar la lucha contra los sectores tradicionalmente sometidos en la sociedad americana.
     
Los grupos de la masonería
El proyecto de la independencia americana surgió de grupos secretos (logias) con ideas liberales y democráticas que se proponían terminar con las monarquías absolutas apoyadas por la Iglesia, desarrollando el conocimiento basado en la razón y la ciencia. Estos grupos operaban principalmente en Europa, y muchos de ellos tenían sede en Londres, pues eran coherentes con los planes del capitalismo inglés, interesado en terminar con el predominio español y abrir las puertas del comercio colonial. Estos grupos pertenecientes a la masonería, contaron en sus filas a muchos de quienes serán los principales  dirigentes revolucionarios civiles y militares.
 Los intereses industriales y comerciales de Gran Bretaña
A partir de 1776, aproximadamente, Inglaterra comienza el camino de su industrialización, con el uso de maquinarias que multipliquen la capacidad de trabajo del obrero, aumentando rápidamente la producción. Esto representaba una necesidad para poder abastecer a un mercado (colonial, no sólo europeo) creciente, favorecido por el contrabando, y la moderada apertura española al libre comercio. Inglaterra apoyaba, tan secretamente como las logias masónicas, el fin de la dominación española en América, pero no podía hacerlo abiertamente, pues a partir del surgimiento de Francia bajo el reinado de Napoleón, como nación industrialista rival, se había aliado a España para combatirlo.
Los grupos criollos de las ciudades puerto americanas que encabezaron la Revolución, abrieron el comercio libre al resto del mundo, especialmente a Inglaterra. Esto también será fuente de nuevos conflictos internos, pues a las regiones interiores más alejadas del puerto, y a otras rivales, no las beneficiaba esta política económica.
El surgimiento de ejércitos populares, en los que los militares y soldados no son sólo miembros de las clases altas: se moviliza armados a miembros de todas las clases sociales, inclusive a las mayorías populares, que en el sistema colonial español no eran convocados. Ahora ejercen su presión política, siendo liderados por caudillos (jefes) militares y políticos miembros de las clases ricas de cada provincia, que no sólo llevarán adelante la guerra contra España, sino además, contra los proyectos aristocráticos que no los tienen en cuenta.  

LA REVOLUCIÓN EN MÉXICO, VENEZUELA, PERÚ, CHILE Y EL RÍO DE LA PLATA
La Revolución en México
La Revolución producto de la actividad de las logias masónicas, estalla coordinadamente en toda América española en 1810, al conocerse la noticia de la caída de la resistencia española contra Napoleón. No sólo el rey Fernando VII está prisionero de los franceses, sino que además ha caído la Junta de Sevilla, que organizaba el gobierno a nombre del rey hasta que se pudiera producir su liberación.
La primera en estallar es la revolución mexicana, dirigida por los sacerdotes Hidalgo y Morelos, que encabezaron la resistencia de los campesinos indígenas contra la explotación y el despojo de los grupos terratenientes españoles. El conflicto social, que adquirió características muy violentas, fue una causa muy importante en su derrota. Muchos criollos que deseaban la independencia, o al menos otras condiciones más favorables dentro de la dominación colonial, van a dudar en sumarse al proyecto indigenista. Muchos, directamente, prefirieron oponerse al proyecto revolucionario. En esas condiciones, la revolución de 1810 en México fracasó, recuperandosu poder los funcionarios españoles.
La Revolución en Venezuela
En Nueva Granada (actualmente Venezuela y Colombia) el aristócrata criolloSimón Bolívar, educado en las nuevas ideas liberales, retoma la lucha por la independencia. Bolívar al comienzo, es derrotado, debido a lafalta de apoyo popular. Los españoles convencen a la población campesina (los llaneros, equivalentes a nuestro gauchos en el Río de la Plata) de luchar de su lado, hasta que Bolívar logra ganarlos para la causa de la independencia. El factor social se confundía también con el racismo: una proporción elevadamente significativa de la población la constituían los negros, utilizados como esclavos desde los lejanos tiempos coloniales.   También, un clásico en la historia de la independencia americana, las diferencias políticas y de intereses entre los grupos vinculados al comercio exterior de los puertos, y los del interior, que tenían más relación con la producción de artesanías y el comercio local.  
La Revolución en Perú
Lima era el principal centro comercial en Sud América. La explotación de las minas de plata había creado una aristocracia minera y comercial inmensamente rica, gracias a la explotación de la mano de obra indígena y de esclavos africanos. A esta fuente de riquezas gigantescas se le sumaba un factor común en toda América: en los territorios donde habían existido grandes civilizaciones sedentarias basadas en la agricultura, (como el Imperio Inca, que se había extendido desde Ecuador, Perú, Bolivia, hasta el noroeste de la actual Argentina), la explotación de las comunidades indígenas como productoras de alimentos, materias primas y artesanías. En muchos casos, las tierras han sido apropiadas por los españoles, para organizar “haciendas” (establecimientos rurales en los que se practicaba la agricultura, la ganadería y la producción de artesanías y alimentos para su comercialización).
Eso hizo que los sectores criollos ricos se definieran como contrarios a la Revolución, pues también veían, como en México, el peligro de perder sus privilegios basados en la expropiación de tierras y la explotación del trabajo de la mayoría nativa, negra y mestiza. Por lo tanto, Lima no fue un centro revolucionario sino por el contrario, el principal centro económico y militar de los sectores realistas (favorables a continuar siendo colonia de España). Desde allí se dirigían las fuerzas militares que reprimieron no sólo los levantamientos indígenas, sino además los intentos criollos por crear un gobierno y hasta un Estado independiente de España. Todos los intentos de los criollos de combatirlos eran fácilmente vencidos por el apoyo de las clases ricas, desde el noroeste del Virreinato del Río de la Plata, Bolivia y Perú a los  realistas peruanos, criollos que luchaban contra la Revolución. La Independencia fue producto de la campaña libertadora del General San Martín, quien tomando conciencia de lo imposible que era cualquier campaña exitosa por tierra, lleva adelante el plan continental de cruzar la Cordillera de los Andes, liberar Chile y dirigirse por mar al Perú. De todos modos, San Martín no se propone gobernar, sino sentar las bases institucionales para que los criollos peruanos tomen las riendas de su país. Una vez más, las frecuentes diferencias y conflictos los comerciantes del puerto y de la sierra, debilitaron la Revolución y permitieron que los realistas retomaran la lucha contra el nuevo Estado independiente, hasta ser definitivamente derrotados por la campaña libertadora de Simón Bolívar, entre 1824 y 1825.
La Revolución en Chile
En Chile, la Revolución de 1810 fue llevada adelante por el grupo aristocrático de la sociedad colonial, que pronto dividió sus opiniones entre partidarios de un régimen de monarquía limitada por una Constitución y un Poder Legislativo y otro Poder Judicial, pero formando parte siempre de España; por otro, los partidarios de una república independiente.
En ambos proyectos quedaban afuera las mayorías populares criollas, de origen mestizo. José Miguel Carrera y su hermano terminaron siendo los líderes populares de este sector de la sociedad, haciéndose cargo del poder por medio de un golpe de estado.
Así dividida la sociedad chilena, pronto fue derrotada la Revolución por los realistas, que retomaron el poder. La definitiva independencia fue lograda por el General San Martín, en 1817, quedando el gobierno a cargo de Bernardo O´Higgins, representante de la corriente conservadora enfrentada a los hermanos Carrera.

La Revolución en el Río de la Plata.
Conocida la noticia de la caída de la resistencia española ante Napoleón, los criollos, apoyados por las milicias populares formadas para rechazar las invasiones inglesas de 1806 y 1807, convocaron a un Cabildo abierto para que los vecinos (miembros de las clases altas) de Buenos Aires, discutieran el camino a seguir.
El bando criollo, entre debates y presiones de los grupos armados, logró finalmente imponerse, formándose una Junta de gobierno local, compuesta principalmente por criollos y algunos españoles que estaban de acuerdo.
En el interior de la Junta se perfilaron dos grupos  en pugna por el control político y la marcha de la Revolución.
Por un lado, el sector que respondía al Presidente de la Junta, Cornelio de Saavedra, partidario de no avanzar en reformas sociales igualitarias que incorporara a la vida política los derechos de las mayorías populares. Al contrario, buscaban conservar el apoyo de las clases poderosas de la sociedad colonial (Saavedra mismo era un rico comerciante del Alto Perú, donde estaba la mina de plata que había consumido la vida de millones de indios en 300 años, en las peores condiciones de trabajo y de vida). Coherentemente con esto, consideraban que aún no era prudente declarar la independencia, y continuar con la “máscara de Fernando VII”: aprovechar que el rey español estaba cautivo para tomar el poder en manos propias, prometiendo que volvería a ser reconocido como tal cuando pudiera ser liberado.
Por otro lado, el grupo que respondía al secretario de la Junta, el joven abogado sin recursos Mariano Moreno. A este grupo también pertenecían otros miembros de la Junta, como Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan José Paso, Manuel Alberti, Larrea y Azcuénaga, si bien consideraban que momentáneamente era necesario fingir estar custodiando estas colonias para el rey, no ocultaban demasiado sus verdaderas intenciones de declarar la independencia. Proponían la igualdad de derechos con los indios, reconocerles la propia organización política, o al menos elegir sus propios representantes. El peso económico de la guerra debía correr a cargo de los impuestos pagados por los españoles. Fueron partidarios de condenar a muerte a Santiago Liniers y su grupo, por haberse levantado en armas contra la Revolución. Sus posturas, muy similares a las de los grups más extremos de la Revolución Francesa, causaron alarma entre las clases ricas tradicionales.
La diferencia entre ambos se resolvió con la derrota política de Moreno, y su muerte, existiendo la clara sospecha de que fue envenenado por el grupo saavedrista. La pueblada posterior en apoyo de Saavedra permitió desplazar de la Junta al grupo morenista.


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