II.
LA REVOLUCIÓN AMERICANA DE 1810
Conocida
la noticia de la caída de la Junta Central de Cádiz, se produjeron en América
movimientos protagonizados por los
grupos criollos tendientes a establecer gobiernos locales bajo la forma de
Juntas de gobierno similares a las que habían caído en España.
Estos
movimientos no se declararon independientes, sino que, como las Juntas
españolas, asumieron el gobierno “a nombre de nuestro amado rey Fernando VII,
actualmente prisionero”.
Había causas
internas y externas por las que esto era así:
-El
éxito de estos movimientos dependía del apoyo diplomático, del envío de
préstamos y armas por parte de Gran Bretaña, cuyo objetivo principal era
derrotar a Napoleón, y cuidaba su alianza con España. Al ser derrotada Francia, como
ocurrió finalmente en 1815, se impondrían en Europa los partidarios de las
monarquías absolutas, y de haber apoyado la independencia americana, Inglaterra
hubiera quedado en un situación de conflicto no deseada con el resto de las
monarquías europeas. En cambio, mientras los criollos no declarasen la
independencia, los diplomáticos británicos podían interceder ante los españoles
en beneficio de los criollos. Por lo
tanto, se adoptó esta “máscara de Fenando VII” para ocultar las verdaderas
intenciones independentistas y no comprometer el apoyo británico.
-La
falta de acuerdo entre los nuevos gobernantes. No todos compartían el objetivo
de independizarse de España. Los que sí lo compartían, al comienzo, preferían
un sistema monárquico de gobierno, pero era aconsejable declarar la
independencia en el momento que un príncipe europeo aceptara ser coronado en
estas tierras, pues contaría con el poder de su país de origen. Tampoco había
acuerdo sobre quién debía ser ese príncipe.
Además, pronto
surgieron en las provincias del litoral (Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, y la
Banda Oriental del Uruguay) jefes político-militares populares, que luchaban no
sólo por la Independencia, sino también contra los hombres de Buenos Aires,
exigiendo un sistema republicano y federal que representara a las
provincias.
Una situación
similar se vivía en las demás regiones de los virreinatos.
Las
revoluciones americanas de 1810.
En los distintos
procesos revolucionarios americanos de 1810, se observan una serie de
características comunes pese a sus diferencias.
La
influencia ideológica de la Revolución Francesa
Los
acontecimientos, conflictos sociales y proyectos políticos surgidos durante la
Revolución Francesa de 1789, estarán muy presentes en los hombres de la época,
ya fuera como modelos a imitar o como comparación de la realidad local con un
hecho europeo que sacudió profundamente la vida política y social.
Las ideas
democráticas de soberanía popular, división de poderes, la obligación de los
gobernantes de respetar las leyes, poniéndole límites al poder, de libertad de
expresión, surgimiento de partidos políticos que representen los intereses de
distintos sectores de la sociedad, tiraron por tierra la antigua organización
social y política basada en el derecho de los monarcas a ejercer un poder
absoluto, basándose en la creencia de que su poder provenía de la voluntad de
Dios y no de los hombres, lo mismo que la división en clases sociales a las que
se pertenecía por nacimiento (derecho de sangre o de cuna), y no por su mérito
personal: los nobles (entre los que se contaba el rey), los miembros de la
Iglesia (también nobles), que estaban exentos de pagar impuestos, tenían
campesinos que debían trabajar para ellos, los únicos con derecho a ser
propietarios de las tierras, y tenían el derecho exclusivo a ocupar cargos
públicos como funcionarios de gobierno y de la justicia.
Las nuevas ideas
democráticas también habían abierto la puerta, durante la Revolución Francesa,
a un sangriento conflicto social: la gran burguesía (compuesta por grandes
capitalistas: banqueros, comerciantes poderosos) aliada a la nobleza, proponía
un estado democrático, con división de poderes y voto popular, pero en el que
sólo las clases ricas tuvieran derecho a participar; los trabajadores,
jornaleros, pequeños artesanos y pequeños comerciantes y abogados de pocos
recursos económicos, proponían el fin total de la monarquía, estableciendo una
república igualitaria con derecho al voto tanto para ricos como para pobres; el
conflicto social, convertido en persecución y condena a muerte de todo el que
pensara distinto (incluso dentro del grupo republicano) había desembocado en un
gobierno autoritario dispuesto a llevar adelante los cambios revolucionarios
pretendidos por la burguesía aliada a la nobleza, pero con el poder absoluto de
un nuevo monarca surgido de la revolución, con enorme apoyo popular,
especialmente en el ejército, un nuevo factor de poder para decidir sin
recurrir a los debates democráticos que tan mal habían terminado: el emperador
Napoleón Bonaparte.
Estos nuevos
conflictos hacían que la Revolución fuera un hecho temido por los sectores más
poderosos de la sociedad, aun los que apoyaban la lucha de los criollos contra
la monarquía española, pues significaba desatar la lucha contra los sectores
tradicionalmente sometidos en la sociedad americana.
Los
grupos de la masonería
El proyecto de la
independencia americana surgió de grupos secretos (logias) con ideas liberales
y democráticas que se proponían terminar con las monarquías absolutas apoyadas
por la Iglesia, desarrollando el conocimiento basado en la razón y la ciencia.
Estos grupos operaban principalmente en Europa, y muchos de ellos tenían sede
en Londres, pues eran coherentes con los planes del capitalismo inglés,
interesado en terminar con el predominio español y abrir las puertas del
comercio colonial. Estos grupos pertenecientes a la masonería, contaron en sus
filas a muchos de quienes serán los principales dirigentes revolucionarios civiles y
militares.
Los
intereses industriales y comerciales de Gran Bretaña
A partir de 1776,
aproximadamente, Inglaterra comienza el camino de su industrialización, con el
uso de maquinarias que multipliquen la capacidad de trabajo del obrero,
aumentando rápidamente la producción. Esto representaba una necesidad para
poder abastecer a un mercado (colonial, no sólo europeo) creciente, favorecido
por el contrabando, y la moderada apertura española al libre comercio.
Inglaterra apoyaba, tan secretamente como las logias masónicas, el fin de la
dominación española en América, pero no podía hacerlo abiertamente, pues a
partir del surgimiento de Francia bajo el reinado de Napoleón, como nación
industrialista rival, se había aliado a España para combatirlo.
Los grupos criollos
de las ciudades puerto americanas que encabezaron la Revolución, abrieron el
comercio libre al resto del mundo, especialmente a Inglaterra. Esto también
será fuente de nuevos conflictos internos, pues a las regiones interiores más
alejadas del puerto, y a otras rivales, no las beneficiaba esta política
económica.
El surgimiento de
ejércitos populares, en los que los militares y soldados no son sólo miembros
de las clases altas: se moviliza armados a miembros de todas las clases
sociales, inclusive a las mayorías populares, que en el sistema colonial
español no eran convocados. Ahora ejercen su presión política, siendo liderados
por caudillos (jefes) militares y políticos miembros de las clases ricas de
cada provincia, que no sólo llevarán adelante la guerra contra España, sino
además, contra los proyectos aristocráticos que no los tienen en cuenta.
LA
REVOLUCIÓN EN MÉXICO, VENEZUELA, PERÚ, CHILE Y EL RÍO DE LA PLATA
La
Revolución en México
La Revolución
producto de la actividad de las logias masónicas, estalla coordinadamente en
toda América española en 1810, al conocerse la noticia de la caída de la
resistencia española contra Napoleón. No sólo el rey Fernando VII está prisionero
de los franceses, sino que además ha caído la Junta de Sevilla, que organizaba
el gobierno a nombre del rey hasta que se pudiera producir su liberación.
La primera en
estallar es la revolución mexicana, dirigida por los sacerdotes Hidalgo y
Morelos, que encabezaron la resistencia de los campesinos indígenas contra la
explotación y el despojo de los grupos terratenientes españoles. El conflicto
social, que adquirió características muy violentas, fue una causa muy
importante en su derrota. Muchos criollos que deseaban la independencia, o al
menos otras condiciones más favorables dentro de la dominación colonial, van a
dudar en sumarse al proyecto indigenista. Muchos, directamente, prefirieron
oponerse al proyecto revolucionario. En esas condiciones, la revolución de 1810
en México fracasó, recuperandosu poder los funcionarios españoles.
La
Revolución en Venezuela
En Nueva Granada
(actualmente Venezuela y Colombia) el aristócrata criolloSimón Bolívar, educado
en las nuevas ideas liberales, retoma la lucha por la independencia. Bolívar al
comienzo, es derrotado, debido a lafalta de apoyo popular. Los españoles
convencen a la población campesina (los llaneros, equivalentes a nuestro
gauchos en el Río de la Plata) de luchar de su lado, hasta que Bolívar logra
ganarlos para la causa de la independencia. El factor social se confundía
también con el racismo: una proporción elevadamente significativa de la
población la constituían los negros, utilizados como esclavos desde los lejanos
tiempos coloniales. También, un clásico
en la historia de la independencia americana, las diferencias políticas y de
intereses entre los grupos vinculados al comercio exterior de los puertos, y
los del interior, que tenían más relación con la producción de artesanías y el
comercio local.
La
Revolución en Perú
Lima era el
principal centro comercial en Sud América. La explotación de las minas de plata
había creado una aristocracia minera y comercial inmensamente rica, gracias a
la explotación de la mano de obra indígena y de esclavos africanos. A esta
fuente de riquezas gigantescas se le sumaba un factor común en toda América: en
los territorios donde habían existido grandes civilizaciones sedentarias
basadas en la agricultura, (como el Imperio Inca, que se había extendido desde
Ecuador, Perú, Bolivia, hasta el noroeste de la actual Argentina), la
explotación de las comunidades indígenas como productoras de alimentos,
materias primas y artesanías. En muchos casos, las tierras han sido apropiadas
por los españoles, para organizar “haciendas” (establecimientos rurales en los
que se practicaba la agricultura, la ganadería y la producción de artesanías y
alimentos para su comercialización).
Eso hizo que los
sectores criollos ricos se definieran como contrarios a la Revolución, pues
también veían, como en México, el peligro de perder sus privilegios basados en
la expropiación de tierras y la explotación del trabajo de la mayoría nativa,
negra y mestiza. Por lo tanto, Lima no fue un centro revolucionario sino por el
contrario, el principal centro económico y militar de los sectores realistas
(favorables a continuar siendo colonia de España). Desde allí se dirigían las
fuerzas militares que reprimieron no sólo los levantamientos indígenas, sino
además los intentos criollos por crear un gobierno y hasta un Estado
independiente de España. Todos los intentos de los criollos de combatirlos eran
fácilmente vencidos por el apoyo de las clases ricas, desde el noroeste del
Virreinato del Río de la Plata, Bolivia y Perú a los realistas peruanos, criollos que luchaban
contra la Revolución. La Independencia fue producto de la campaña libertadora
del General San Martín, quien tomando conciencia de lo imposible que era
cualquier campaña exitosa por tierra, lleva adelante el plan continental de
cruzar la Cordillera de los Andes, liberar Chile y dirigirse por mar al Perú.
De todos modos, San Martín no se propone gobernar, sino sentar las bases
institucionales para que los criollos peruanos tomen las riendas de su país.
Una vez más, las frecuentes diferencias y conflictos los comerciantes del
puerto y de la sierra, debilitaron la Revolución y permitieron que los
realistas retomaran la lucha contra el nuevo Estado independiente, hasta ser
definitivamente derrotados por la campaña libertadora de Simón Bolívar, entre
1824 y 1825.
La
Revolución en Chile
En Chile, la
Revolución de 1810 fue llevada adelante por el grupo aristocrático de la
sociedad colonial, que pronto dividió sus opiniones entre partidarios de un
régimen de monarquía limitada por una Constitución y un Poder Legislativo y
otro Poder Judicial, pero formando parte siempre de España; por otro, los
partidarios de una república independiente.
En ambos proyectos
quedaban afuera las mayorías populares criollas, de origen mestizo. José Miguel
Carrera y su hermano terminaron siendo los líderes populares de este sector de
la sociedad, haciéndose cargo del poder por medio de un golpe de estado.
Así dividida la
sociedad chilena, pronto fue derrotada la Revolución por los realistas, que
retomaron el poder. La definitiva independencia fue lograda por el General San
Martín, en 1817, quedando el gobierno a cargo de Bernardo O´Higgins,
representante de la corriente conservadora enfrentada a los hermanos Carrera.
La
Revolución en el Río de la Plata.
Conocida la noticia
de la caída de la resistencia española ante Napoleón, los criollos, apoyados
por las milicias populares formadas para rechazar las invasiones inglesas de
1806 y 1807, convocaron a un Cabildo abierto para que los vecinos (miembros de
las clases altas) de Buenos Aires, discutieran el camino a seguir.
El bando criollo,
entre debates y presiones de los grupos armados, logró finalmente imponerse,
formándose una Junta de gobierno local, compuesta principalmente por criollos y
algunos españoles que estaban de acuerdo.
En el interior de
la Junta se perfilaron dos grupos en
pugna por el control político y la marcha de la Revolución.
Por un lado, el
sector que respondía al Presidente de la Junta, Cornelio de Saavedra,
partidario de no avanzar en reformas sociales igualitarias que incorporara a la
vida política los derechos de las mayorías populares. Al contrario, buscaban
conservar el apoyo de las clases poderosas de la sociedad colonial (Saavedra
mismo era un rico comerciante del Alto Perú, donde estaba la mina de plata que
había consumido la vida de millones de indios en 300 años, en las peores
condiciones de trabajo y de vida). Coherentemente con esto, consideraban que
aún no era prudente declarar la independencia, y continuar con la “máscara de
Fernando VII”: aprovechar que el rey español estaba cautivo para tomar el poder
en manos propias, prometiendo que volvería a ser reconocido como tal cuando
pudiera ser liberado.
Por otro lado, el
grupo que respondía al secretario de la Junta, el joven abogado sin recursos
Mariano Moreno. A este grupo también pertenecían otros miembros de la Junta,
como Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan José Paso, Manuel Alberti,
Larrea y Azcuénaga, si bien consideraban que momentáneamente era necesario
fingir estar custodiando estas colonias para el rey, no ocultaban demasiado sus
verdaderas intenciones de declarar la independencia. Proponían la igualdad de
derechos con los indios, reconocerles la propia organización política, o al
menos elegir sus propios representantes. El peso económico de la guerra debía
correr a cargo de los impuestos pagados por los españoles. Fueron partidarios
de condenar a muerte a Santiago Liniers y su grupo, por haberse levantado en
armas contra la Revolución. Sus posturas, muy similares a las de los grups más
extremos de la Revolución Francesa, causaron alarma entre las clases ricas
tradicionales.
La diferencia entre
ambos se resolvió con la derrota política de Moreno, y su muerte, existiendo la
clara sospecha de que fue envenenado por el grupo saavedrista. La pueblada
posterior en apoyo de Saavedra permitió desplazar de la Junta al grupo
morenista.
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